El primero de muchos, mi primer encuentro veraniego estaba a punto de comenzar. Llevaba tiempo pensando en la idea de inscribirme al encuentro veraniego que organiza FACE Joven todos los años y solo me faltó descubrir que el destino elegido era Granada y un empujón de mi hermana, también con enfermedad celíaca y ya veterana en estas actividades, para decidirme a formar parte de esta convivencia.
Aunque mi hermana me había contado sus experiencias previas, realmente, no sabía qué me iba a encontrar, pero tenía muchas ganas de que llegara el día para conocer a gente nueva y visitar la bonita ciudad de Granada. Y ese día llegó.
Al principio eran todo caras nuevas y pensé que sería imposible hacer amigos en tan solo 5 días. Sin embargo, más tarde me di cuenta de lo equivocada que estaba. El buen ambiente desde el primer momento y las ganas de conocer a la gente era increíble, en muy poco tiempo estábamos todos muy unidos y parecía que nos conociéramos desde siempre.
Nunca pensé que la celiaquía pudiera darme todo lo que me he llevado en este viaje, desde que me diagnosticaron ha sido la primera vez que he podido disfrutar tanto de estar en la mesa comiendo con tanta gente sin sentirme diferente al resto y compartiendo en todo momento la comida sin peligro alguno ni preocupaciones. Ojalá esto pasara siempre.
El equipo de organización del encuentro ha hecho un trabajo admirable, sin ellos hubiera sido imposible dirigir a un grupo tan numeroso como el que éramos. A la llegada, organizaron actividades en un parque para conocernos entre nosotros y relacionarnos.
Hicieron un planning muy completo, a pesar del calor y las caminatas, visitamos Granada y los lugares más turísticos, recorrimos La Alhambra, comimos y cenamos en sitios estupendos, fuimos al festival de la guitarra, participamos en un taller de cocina, hicimos actividades acuáticas en la playa de Motril, nos desplazamos hasta Almuñécar para conocer el pueblo, estuvimos en la Bodega de Ron Montero, visitamos el parque de las ciencias… Además, también tuvimos tiempo libre para hacer compras, tomar algo o descansar. No había tiempo para aburrirse en ningún momento.
He de destacar también el alojamiento, muy bien ubicado en pleno centro de Granada y limpio. Nos distribuimos siendo cuatro personas por habitación y, en mi caso, nos organizamos muy bien.
Me hubiera gustado poder ver bien un patio andaluz que, a causa de algún contratiempo que tuvimos, no fue posible. Además, me hubiera encantado visitar los baños árabes e ir a algún que otro mirador más. ¡No había tiempo para ver tantas cosas!
Sin darme cuenta ya había llegado el último día y lo peor, las despedidas. Es curioso que en tan poco tiempo se pueda coger tanta confianza con alguien. Pensar que la convivencia ha terminado y cada uno va a volver a su ciudad solo te dan ganas de que llegue la próxima para poder encontrarte otra vez con todos y repetir la experiencia en otro lugar de España. Estoy segura de que volveré a participar en más encuentros y animo a todo aquel que esté dispuesto a pasárselo bien a unirse a nosotros en la próxima convivencia.
Claudia Sales